"El proceso de transdiferenciación de la medusa Turritopsis Nutricula la
hace teóricamente una especie inmortal; regeneración celular está
siendo estudiada para ser aplicada en el ser humano"
Además de su belleza casi extraterrestre
y su inigualable capacidad de proliferación, las medusas cuentan con
una singular especie que es naturalmente inmortal: la Turritopsis Nutricula,
una medusa originaria del Caribe que es capaz de regresar a su estado
juvenil después de alcanzar la madurez sexual y reproducirse. Esto
ocurre a través de un fenómeno llamado transdiferenciación, el cual
sucede cuando un órgano regenera su tejido después de sufrir un daño y
que se detona en estas medusas al verse amenazadas. La Turritopsis Nutricula lleva este fenómeno hasta el infinito “como una mariposa que pudiera volver a convertirse en oruga”.
Esta especie regresa a su estado de
pólipo gracias al más poderoso mecanismo de defensa que la biología ha
descubierto, una regresión que le permite, en teoría, vivir para
siempre. De este estado de pólipo la medusa vuelve a obtener la madurez
sexual una vez que las condiciones son favorables y se reproduce otra
vez.
La transdiferenciación es un proceso
biológico en el que una célula (sin ser una célula madre) puede
convertirse en otra célula completamente distinta, aunque no se sabe si
en el caso del Turritopsis son todas las células las que pueden convertirse en cualquier otra célula o solamente algunas células específicas.
Científicos
empiezan a estudiar y aplicar la transdiferenciación en el ser humano
con ciertos resultados, específicamente en el ámbito de la regeneración
corporal. El Dr. Deepak Srivastava, por ejemplo, ha logrado utilizar
este proceso para transformar células de corazón en personas que han
sufrido un ataque cardiaco.
El blog Singularity Hub explora
la posibilidad de que la transdiferenciación eventualmente nos permita
regenerarnos de la misma forma que esta medusa, hasta el punto de que
solo moriríamos por un acto de violencia externa pero no por la
decadencia natural de nuestro cuerpo.
Cuando logremos esta hipereficiencia biológica tal vez, como la Turritopsis Nutricula
que se expande por todos los océanos de la Tierra, con su extraña
apariencia y su silencioso linaje de especie inmortal, podríamos empezar
a explorar otros mundos, superando las enormes distancias del cosmos,
conquistadores antes de nuestro propio espacio interior.
La nueva serie de fotos del biólogo Alexander Semenov captura la
belleza de las medusas como nunca antes: cerebros luminosos flotando
por el océano con ecos de espacios cósmicos
El biólogo ruso Alexander Semenov es uno
de los fotógrafos de vida submarina más reconocidos del mundo,
especialmente célebre por hacer retratos de la fauna marina vibrantes de
color y energía. Semenov acaba de presentar su nueva serie de imágenes
tomadas en la Estación Biológica del Mar Blanco en Rusia y en la que se
destaca la fotografía de medusas.
El fondo del mar parece el espejo de un
espacio galáctico poblado por exóticos seres que evocan cerebros
flotantes, conciencias translúcidas conectadas a la mente del océano.
Semenov logra capturar a las medusas, que se han convertido en una de
las especies dominantes, de una manera altamente estilizada, casi como
si estuvieran posando a la cámara y accedieran a formar parte de un
catálogo. Es posible que las medusas sean visualmente el animal más
psicodélico del planeta.
Semenov es además buzo y director del
programa de la Estación Biológica del Mar Blanco. De joven se
especializó en el estudio del cerebro de los calamares. Semenov escribe:
Cuando primero
empecé a tomar fotos de la vida marina, trataba de capturar pequeños
invertebrados solo por diversión con mi vieja cámara y sin luces o
lentes profesionales. Coleccionaba estos invertebrados y luego les
tomaba fotos en el laboratorio. Después de meses de fracasos logré
algunas buenas fotos, las cuales les enseñé a la tripulación. Esto nos
inspiró a comprar una cámara profesional para tomar imágenes debajo del
agua y unos estrobos. Fue mucho más difícil y pasé dos meses sin tener
buenos resultados. Pero al trabjar diario en algo inevitablemente
obtienes experiencia. Eventualmente logré tomar buenas fotos —una o dos
por cada vez que buceaba. Ahora, después de años de práctica, obtengo
buenas imágenes casi en cualquier sesión, aunque todavía me falta
amaestrar algunas cosas en lo que se refiere a la fotografía submarina.
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